martes, 30 de mayo de 2017

Ese vacío

Ahí está.
Como una reminiscencia.
La falta de aire que agota cada pensamiento. Que estrangula cada resquicio de cordura. Que anula todo lo que eres y encierra el brillo en una cápsula obscura y pequeña.
Ahí está otra vez, irradiando su magia perversa. Cerrando su embrujo contra tu alma.
Seduciendo tu inteligencia, mientras esa vocecilla clama y llora en un aullido inaudible.
Otra vez no otravezno otravez NO. 
Teconozcoteconozco.
Te conozco.
Te.
Conozco.
Y mientras tu yo tiembla y gimotea, tú te dices, que sí, que ya no estás indefensa.
Qué has conocido la obscuridad.
Qué una vez fuiste una guerrera luminosa por más que tu coraza yace apartada en el trastero.
Qué ahora tienes la fuerza suficiente para ser tu propia aliada.
Qué puedes volver a la arena.
Y que ya no es tan fácil vencerte.
Y te oyes poner esa sonrisa. Y dices sí.
Otra vez, mientras miras el abismo  y piensas por un momento qué se refleja de ti en él. Y pasas por el borde, esquivando el vértigo.
Aquí estamos otra vez.
Ahora que somos más sabias.
Ahí está, rugiendo bajo tu consciencia.
Esperando.