Aquí estoy de nuevo.
Quieta. Inmóvil.
En el borde.
Mirando la negrura que se extiende a mis pies.
Conteniendo el aliento.
Las gotas de sudor resbalan por mi espalda.
Respiro y contengo de nuevo el aliento. Delante de mí solo hay obscuridad.
Tengo miedo. Miedo del que paraliza. No me atrevo a dar el paso.
Y caer en el abismo.