domingo, 11 de diciembre de 2011

Eclipse de farola

Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra.
Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra.Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra.Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra.Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra.Luz. Sombra. Luz. Sombra. Luz. Sombra. Eclipse. Eclipse de farola.
Donde había luz, hay sombra, durante un instante. Sólo si giras alrededor puedes ver su eclipse. Sólo si miras desde otra perspectiva descubres la sombra.
Puedo ver tu sombra. Hasta ahora sólo había visto tu luz. Tan intensa, derramada generosamente sobre mí. Sólo luz. Cuando no estabas, echaba de menos tanta radiancia. Se me quedaba el alma enganchada. No veía nada. Sólo luz. Hasta que giré en torno tuyo y pude ver tu sombra. Hasta que perdí la gracia y me mostraste tu obscuridad.
Eclipse de farola.

sábado, 16 de julio de 2011

La larga espera

Después de tanto tiempo esperando sentada quieta, mirando la obscuridad.
Después de haber vigilado tanto, con tanto esfuerzo, ocultando mi propia brillantez, dejando que poco a poco muriera, despacio, lentamente, desvaneciéndose sin que nadie pudiera alertarse por su existencia.
Hasta que desparecieron los vestigios de que alguna vez hubiera existido.
Incluso para mi.
Entonces descubro que existe.
Existe la luz.
No fue una derrota total, después de todo. Ya no tengo que ocultarme más. He encontrado a los portadores de la energía. A los que saben luchar. A los que luchan. Los que no se esconden, dan la batalla cara a cara aunque sea difícil la victoria, aunque sean temibles las oportunidades en contra.
Y yo entumecida, no puedo ni sonreir. No puedo ni mirarlos sin caer al suelo con el alma cegada.
Ahora que los encuentro.
Después de esta larga espera.
Descubro que yo ya no soy uno de los suyos.

domingo, 3 de julio de 2011

Cae la noche

Cae la noche, hasta inconmensurables, nuevos y profundos abismos.

viernes, 1 de julio de 2011

Otra luz se apaga

Cuando una luz se apaga el universo entero cambia. Se contrae, se retuerce, tiembla la existencia y luego no pasa nada.
Una nueva derrota.
Una nueva configuración de todas las cosas.
Un grito desesperado y una nueva posición de equilibrio.
Cada vez todo es más gris. Cada vez todo es más triste.
Y nosotros seguimos prendidos en la misma tela, atisbando las luces lejanas que nunca nos rozarán siquiera con la yema de los dedos.
Luces que destellan en la lejanía y arrancan reflejos de nuestra decepción.
Somos uno menos, ha vuelto a ocultarnos la obscuridad.

domingo, 27 de marzo de 2011

El día que fuimos vencidos

Hace ya tanto tiempo que los recuerdos se emborronan.
Pero hoy ya puede ser dicho.
Fuimos vencidos.
Desde entonces la obscuridad se ha venido colando en los vericuetos de nuestra existencia, lenta, muy lentamente. Tan despacio que nadie podría darse cuenta, tan insistentemente que nadie que eche la vista atrás puede dejar de darse cuenta.
Y aquí estamos, los vigilantes, vigilando, dando cuenta de lo que ocurre cuando nadie, nadie puede plantar batalla. Nadie puede invocar la luz. Nadie puede siquiera acordarse cuando fue la última vez que fuimos poderosos.
Sin embargo, la batalla no está perdida. Los que estamos perdidos somos nosotros.